El castaño (Castanea x sativa) es una especie cuyo origen se remonta al período Cuaternario, con presencia a lo largo de la cuenca mediterránea y Asia Menor.
Será con los romanos cuando comience su expansión a zonas más septentrionales de Europa y, sobre todo, cuando se empiece a controlar como especie y a emplear con fines productivos, aunque de forma muy gradual. Hay constancia de que, en esta época, ya se conocía la técnica de injertado con el fin de realizar una mejora productiva. De esta forma, gracias al mayor conocimiento que se tiene del castaño, queda ligado a la cultura de los pueblos en los que está presente.
En zonas de la Península Ibérica, al margen de su desarrollo en Europa y Asia, su consumo será prácticamente diario, gracias a las técnicas de conservación que se van desarrollando siendo el comienzo de la recolección una época de celebración debido a la gran importancia de la especie. Así encontramos, por ejemplo en Galicia, la fiesta aún vigente del Magosto.
La castaña vivirá esta situación de consumo generalizado y especie cultural hasta la llegada de la patata y el maíz de América en los siglos XV y sobre todo XVI. A partir de entonces, vivirá en un segundo plano respecto a ellas, situación que se mantiene hasta la actualidad, siendo consumida en una menor proporción e incluso tan solo en contadas fechas del año.
Llegados ya al siglo XX, sobre todo en sus primeras décadas, el castaño como especie comenzará a enfrentarse a sus dos mayores enfermedades, la tinta (Phytophtora cinnamomi) y el chancro o cáncer del castaño (Chriptonectria parasitica).
Será con el objetivo de obtener una planta resistente, especialmente a la tinta, cuando comiencen a realizarse los primeros ensayos de hibridación controlada entre el Castanea sativa europeo y el Castanea crenata japonés. Participarán también, aunque de forma secundaria, otras especies de castaño como el Castanea mollisima chino.
De todos los nuevos híbridos obtenidos se procederá a su identificación, descripción y posterior certificación, para así poder llevar a cabo una catalogación completa que sirva de referencia en materia de investigación y transferencia de material a los viveros forestales.
De esta forma, y sobre todo en las dos últimas décadas del siglo XX y ya en el XXI, gracias al trabajo realizado de identificación y mejora genética entre los diferentes clones híbridos y especies del género Castanea, se recupera y mejora el valor productivo del castaño como especie capaz de proveer un aprovechamiento maderero, frutícola, micológico y ambiental, así como de la puesta en valor de la castaña como fruto.