El tratamiento químico es el sistema de control más eficaz de la competencia de la hierba en el primer momento de la plantación. Junto con el empleo de buena planta de castaño híbrido y una buena preparación del suelo, es la mejor garantía para el éxito de una plantación o repoblación.
Algunas recomendaciones básicas a la hora de utilizar herbicidas son:
- Son más eficaces cuando se usan contra una hierba pequeña, joven, verde y que esté creciendo rápidamente.
- Pierden efectividad cuando se usan contra plantas inactivas (en época de sequía o en invierno) y también contra plantas envejecidas.
- Se deben aplicar antes de que se establezca la competencia de la hierba con la planta (aplicación de preemergencia o bien al producirse la emergencia inicial).
- No se deben aplicar con viento, puesto que por la deriva que éste provoca la aplicación sería inexacta, pudiendo dañar la planta.
- Se deben seguir siempre las recomendaciones del fabricante y las medidas de seguridad.
El control químico de la hierba se debe hacer antes de plantar, esté preparado o no el terreno, y también una vez hecha la plantación en la siguiente época de actividad de la vegetación competidora.
Normalmente, los herbicidas más efectivos son los sistémicos y de contacto, que matan todo lo que esté verde, tanto la vegetación competidora que queremos eliminar como las plantas de castaño. Por eso se recomienda el tratamiento químico antes de plantar, ya que tiene como ventaja que la aplicación es más fácil y barata porque no hay que preocuparse por las plantas allí colocadas. Además, aunque se aplique el herbicida después de plantar, el efecto negativo de la competencia ya se habrá iniciado.
Herbicida recomendado
Aunque no todos los tipos de maleza responden de igual manera al tratamiento, la hierba, el tojo y el helecho son controlados eficazmente por el Glifosato al 36 % de concentración. También permite obtener resultados positivos cuando se trata de eliminar zarzas o incluso brotes de eucalipto esporádicos.
El Glifosato es un herbicida sistémico que actúa por traslocación, es decir, que después de que el producto toca una parte verde de la planta (como por ejemplo las hojas), es transportado a la raíz de las malas hierbas causando su muerte total e impidiendo su rebrote.
Dosis y modo de aplicación
La manera más eficaz de aplicar el herbicida es con un pulverizador de mochila en el que se mezclan de 150 a 200 cc. de Glifosato al 36 % en 15 o 17 litros de agua (según la capacidad del pulverizador). Esto equivale a una concentración en agua del 1 al 2 % de producto.
La experiencia indica que en la mayoría de los terrenos el contenido de una mochila puede dar para el tratamiento de 150 o 170 puntos, rociando superficies de 1 metro de diámetro.
Así, para una plantación a densidad normal de 625 pies/ha, el área pulverizada sería el 6 % del total y se precisarían unas 4 mochilas y algo menos de un litro de herbicida por hectárea.
Época de aplicación de los herbicidas
Los mejores momentos para controlar la hierba con herbicida son:
- Justo antes de que comience el crecimiento primaveral de la maleza, que acostumbra a ser entre finales de marzo y mayo, según la latitud.
- En octubre, antes del período inactivo del otoño y después de las primeras lluvias que siguen al período seco del verano y que estimulan el joven rebrote.
Protección de las plantas
Si se aplica un herbicida total y sistémico después de plantar, se deben proteger las plantas de sus efectos. Además se procurará hacer la operación en días calmados, sin viento.
Podemos proteger las plantas de los fitocidas líquidos empleando un pulverizador con protector de árboles incorporado.